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                             La Moto - carro                                                       Pasito a pasito                                               Vergüenza sólo para pecar

En los comienzos, Vitorino era repartidor de vino. Todos los días llenaba 20 garrafas, y montado en su moto-carro recorría todos los pueblos de alrededor de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). El éxito de la venta llevó a que Vitorino comercializara cada vez con más garrafas de vino. Un día, tras una copiosa merienda en la que estuvieron implicadas varias copitas de vino de más, Vitorino sufrió un accidente con su moto-carro, en la que transportaba garrafas de vino. Aunque fue un susto y apenas sufrió heridas, desde entonces Vitorino decidió tomárselo todo con moderación: las copitas de vino y el volumen de garrafas que llevaba en la moto-carro.

Vitorino siempre quiso tener una bodega. Cuando sus hijos se emanciparon, decidió emprender este proyecto sobre el viñedo de la familia. Aunque no contaba con un gran capital económico, le sobraban ganas e ilusión, y eso, sumado a la constancia y la paciencia, terminó dando sus frutos. Durante la construcción del edificio Vitorino y su mujer dormían en la propia obra para vigilarla, ya que no tenían presupuesto para contratar seguridad. Un día se dieron cuenta de que cuando hicieran la vendimia de esas tierras tan grandes no tendrían neveras donde guardar el vino, y como no tenían dinero para comprar esos electrodomésticos tan caros, Vitorino encontró una práctica solución: excavar cuevas que mantuvieran fresco el caldo.

A Vitorino siempre le ha dado mucha vergüenza enseñar sus manos, tan grandes, y por eso, cuando él y Mercedes eran novios, Vitorino solía esconder las manos dentro de los bolsillos del pantalón. Pero el temor de que Mercedes se asustase de sus manos era infundado, porque había crecido en una familia de labradores y, por tanto, daba mucho valor a unas manos fuertes y encallecidas. Un día, algo enfadada por que Vitorino siempre escondiese las manos, Mercedes le ordenó que se las enseñara. Vitorino terminó accediente, y toda su vergüenza anterior se convirtió después en una anécdota divertida propia de una pareja enamorada. Después de cinco meses de novios, se casaron.

Vitorino

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